Las excentricidades de los ricos: herencias y testamentos alucinantes (II)

Si la semana pasada, nos quedábamos algo perplejos, contemplando las excentricidades de algunos multimillonarios, con respecto a sus últimas voluntades a la hora de su muerte, hoy vamos a cerrar este curioso capítulo con un segundo post, en el que incluimos otros casos igual o más inverosímiles que los anteriores.
Casos como el de Sandra West, multimillonaria californiana, gracias al petróleo, que tuvo la mala suerte de fallecer a los 37 años de edad. En su testamento, pedía, claramente, que fuera enterrada con su pijama de seda y dentro de su Ferrari, cómodamente sentada en el asiento del conductor. Dicho y hecho, sus familiares cumplieron con su última voluntad.
Remontándonos a la década de los 30 (ya en el siglo XX), tenemos el caso de T.M. Zink, abogado de Iowa, en Estados Unidos, que legó su fortuna de cien mil dólares (en aquel tiempo, un pastizal) a un fideicomiso para, después, ser invertidos en bibliotecas con su nombre, pero con la particularidad que fueran anti-mujeres. No nos extraña, entonces, que, de su herencia, legara cinco dólares a su mujer y a su hija.
Nos trasladamos al continente asiático, para conocer el caso de Nina Wang. Esta mujer, una de las más ricas de Asia, cedió su fortuna a un maestro de feng shui que nadie conocía,a cambio de una promesa de vida eterna. Cuando su familia (nada de hijos) y alguna ong se estaban frotando las manos con la inmensa fortuna de esta mujer, un cambio en su testamento dejó a todos con la miel en los labios.
Y los dos último suenan más a una excéntrica prueba de un concurso de televisión que otra cosa. El abogado canadiense Charles Millar, al morir soltero y sin hijos, decidió dejar su fortuna (más de quinientos mil dólares, en la década de los treinta) a la mujer que en diez años (de 1928 a 1938) tuviera más hijos. Cuatro fueron las ganadoras, con nueve hijos cada una. En 1862, el británico Henry Budd, dejó en herencia a sus dos hijos unas doscientas mil libras esterlinas con una única condición: que ninguno se dejara crecer el bigote.
Desde luego que es increíble lo que la mente puede pensar cuando el dinero te lo permite. La cantidad de tiempo que esta gente habrá dedicado a planear unos testamentos tan originales como excéntricos. Es por eso que, la gente normal, el ciudadano de a pie, tendrá un dolor de cabeza menos a la hora de dejar su herencia.
Vía | entreelcaosyelorden
Foto | flickr-Carsten Schertzer