Así nació la morfina

La palabra morfina es una de las grandes conocidas de la medicina. Generalmente se utiliza con el fin de calmar dolores fuertes, en los casos en los que se requiera un control del dolor de manera prolongada. Tiene mucha historia. Es un derivado del opio, por lo que ya podéis haceros una idea de cómo puede afectar al cuerpo humano. Si, se utiliza, pero con prevención y limitaciones.
Podríamos definir la morfina como una droga artificial que se extrae de la adormidera. El propio opio ya se estuvo utilizando hace muchos años, aunque se descubrieron nuevas propiedades que lo hicieron aún más preciado. La morfina, concretamente, deriva del fenantreno de opio. De hecho, Friedrich Sertürner, un farmaceútico alemán, consiguió crear una dosis estándar que evitaba los efectos secundarios y permitía tratar dolores insoportables.
Tras varias pruebas (y años después de su invención) se empezó a utilizar como un fármaco inyectable, aumentando su efectividad de una manera bastante considerable. De ahí a pasado, por lo general, a los hospitales, dónde se usa a corto plazo para evitar mayores problemas. Es un fármaco que debe usarse con mucho cuidado.
En cualquier caso, y a pesar de los problemas que puede acarrear, la morfina es un fármaco que se lleva usando bastante tiempo en los centros sanitarios de diferentes países. De todas formas, provoca adicción, por lo que es evidente que próximamente se sustituirá por otro medicamento menos agresivo. Es útil, pero también dañina para el organismo, lo cual acarrea inconvenientes.
En general, un elemento muy útil, pero que puede resultar mortal. Mucho cuidado.
Fuente | News Medical
Foto | Vaprotan
Comentarios cerrados