Abrazando la oscuridad

Cuando los problemas me agobian casi siempre trato de estar solo para analizar los problemas desde diferentes puntos de vista, y en muchas ocasiones necesito escribir algún tipo de historia que me permita despejar la mente por lo menos durante un par de horas. Sólo espero que el siguiente relato sea de su agrado.
A medianoche desperté sobresaltado porque sentía una inmensa soledad, y mi corazón latía tan rápido que me pregunté:
¿Por qué, por qué, por qué…?
Pero, cuál es la respuesta a una pregunta inconclusa, cuál es la razón del miedo a culminar con la pregunta, o es que sólo se trata de un sentimiento de vacío que debía resarcir.
Me levanté de la cama y me dirigí hacía la ventana de la habitación para disfrutar de la noche, sin embargo las nubes no permitieron que amenizara mi melancolía con la radiante luz de la luna; así que después de algunos segundos decidí bajar a la sala de estar para tomar un tequila.
Me acerqué a la puerta principal y quise salir, pero cuando toque la manija todo el escenario se oscureció, incluso creí que me desvanecía; sin embargo estaba consciente de mis acciones y pude percibir que todo a mí alrededor había desaparecido.
De nada me servía mantener los ojos abiertos, pues ensombrecían aún más la perspectiva de esa realidad, así que lo mejor fue cerrarlos; y mientras trataba de vislumbrar el motivo de tal fantasía, una pantalla mental recreaba imágenes de mi vida, las cuales se mezclaron con deseos personales.
Supuse que todos estos recuerdos guardaban el secreto de este extraño acontecimiento, pero cada vez que me enfocaba en un retrato otro tomaba su lugar, así se fue desarrollando una historia que poco a poco empezó a infligir dolor en mi corazón.
Por esa razón necesité de mucha fortaleza y sinceridad para revelar el motivo de tanta frustración. Además la pena y el llanto invadieron mi ser cuando reconocí a un niño vitoreado con mi nombre; después de seguir su sendero por unos instantes me llamó y dijo:
No pierdas la esperanza, recuerda que cuando uno sufre todos lo hacen; yo le tengo miedo a la falta de amor, él a la falta de dinero, él a estar solo, él a enfrentar la vida, él a crecer y tú a compartir la vida con nosotros.
Su declaración me despertó del letargo; todavía me encontraba parado a lado de la puerta y pensé en lo tonto que fui, pues no me había dado cuenta que tengo todo lo necesario para encontrar la felicidad, así como enfrentar cualquier problema.
Ya no fue necesario ningún tipo de bebida para tranquilizarme, ningún tipo de aliciente para descansar; pues regrese al dormitorio, me acosté y nuevamente abracé la oscuridad hasta el siguiente día.